sábado, 12 de mayo de 2012

Capítulo 65.

-¡Vamos, despierta! - llevaba intentando cinco minutos que Louis se despertara pero no lo conseguía - como no te levantes ahora mismo, me voy a Nueva York sin ti.
- No eres capaz - dijo sin abrir los ojos.
- ¿Que no? - cogí la maleta - Tú solo prueba - entreabrió los ojos y se incorporó rápidamente.
- ¡Espera, espera! Ya me levanto - dijo a regañadientes.
- Louis si no te hace ilusión ir a Nueva York conmigo, cancelo el vuelo y ya está pero dímelo.
- ¿Eres tonta? Es lo que más deseo ahora mismo pero es que son las 6 de la mañana y eso corta un poco el rollo - se quedó en pijama porque, como ya sabéis, el siempre viajaba en pijama y se puso su gorrito de lana gris. Yo iba con su entero cerrado hasta el cuello y con la capucha puesta. Cogió la maleta y la bajó al salón, llevábamos solo una porque nos pareció una buena idea meter toda la ropa en una misma maleta para no tener que cargar con varias pequeñas. Cogió varias bolsitas de té de Yorkshire y las metió en el bolsillo exterior de la maleta, nos despedimos de su familia y nos montamos en el coche. Me costó mucho no dormirme en el trayecto hacia el aeropuerto de Londres pero debía entretener a Louis durante esas 4 horas para que no se durmiera y nos matáramos en la carretera. Cuando llegamos al aeropuerto quedaban unos minutos para que el avión despegara así que pasamos los controles y facturamos la maleta lo más rápido que pudimos, corrimos hacia la puerta de embarque y llegamos por los pelos. Nuestros asientos estaban en el lado izquierdo, al llegar, Louis se pidió la ventanilla así que no tuve otra que sentarme en el que daba al pasillo. Una vez que el avión se había estabilizado, apoyé la cabeza en su hombro y él apoyó la suya sobre la mía, de forma que nos dormimos en cuestión de minutos.
- Perdonen - oí una voz dulce que me tocaba el hombro, abrí los ojos y sonreí - tienen que despertarse, el avión va a aterrizar.
- Vale, gracias por avisar - desperté a Louis con mucho cuidado y le dije lo que me había dicho la azafata así que nos abrochamos los cinturones y enderezamos nuestros asientos. 
Cuando llegamos a Nueva York eran las 20h de Londres así que allí debían ser las 15h. Pasamos los controles, recogimos la maleta y almorzamos allí mismo. Llamamos a un taxi para que nos llevara directamente a nuestro hotel que estaba en pleno Manhattan, en la 5ª Avenida y tenía vistas a Central Park. Una vez que nos registramos en el hotel, subimos a la habitación 444, la que había reservado. Era muy grande, las paredes eran blancas y carecía de decoración, lo que la hacía más amplia. La cama de matrimonio era enorme y se encontraba en el centro de la habitación pero con los pies hacia el ventanal, de forma que cuando te tumbabas o te sentabas veías la gran mayoría de los rascacielos. Nada más que entramos en la habitación dejamos la maleta en el suelo y nos tiramos en la cama, estábamos demasiado agotados.
- ¿Estás despierta? - susurró Louis, miré hacia la ventana, había oscurecido completamente.
- No - dije con voz de recién levantada.
- ¿Tienes hambre?
- Sí - reí.
- ¿Por qué no bajamos a cenar al buffet? No, mejor llamemos al servicio de habitaciones para que nos traigan algo.
- Eso, ya nos quedamos tranquilos aquí y mañana vamos a hacer turismo - se levantó y llamó al servicio de habitaciones que, en menos de media hora, nos trajeron lo que habíamos pedido.
- ¿Qué te apetece ver mañana?
- Pues ya que estamos por la zona podríamos ir a Times Square.
- Y al Empire State Building.
- Si no te importa preferiría ir allí otro día, es que tengo algo planeado.
- Claro, sin problemas - sonrió - Podríamos ir al Madison Square Garden y así ves dónde cantamos en diciembre del año pasado.
- Y también podríamos pasear por Broadway.
- Entonces, mañana vamos a Time Square y bajamos por Broadway hasta al Madison Square Garden.
- Exacto - bostecé.
- ¿Tienes sueño? ¡Pero si hemos dormido durante todo el día!
- Prefiero llamarlo jetlag.
- Voy a llamar a los chicos y a mi madre para que sepan que hemos llegado bien, tú ve durmiendo si quieres.
- Vale - abrí la maleta y me puse le pijama que me regaló Louis al volver de su tour por USA, me lavé los dientes con el cepillo que me regaló Liam y me lavé la cara, luego me hice una cola y me acosté. Me costó conciliar el sueño, supuse que era porque estaba muy nerviosa y contenta pero quizás era porque echaba de menos a mi familia. Louis se metió en la cama media hora después y, creyendo que estaba dormida, me susurró "buenas noches princesa" al oído y me dio un beso en la frente.


Noté varias caricias por la barriga y las mejillas y luego varios besos por el cuello así que abrí los ojos lentamente. Sonreí. Ahí estaba él, Louis, mi novio, mirándome con una gran sonrisa de oreja a oreja.
- Buenos días neoyorkina.
- Buenos días abuelito.
- Te he dicho mil veces que no me llames abuelito, que no soy un abuelito.
- Bah, me da igual - reí - te seguiré llamando abuelito y Tommo aunque no te guste.
- Con que esas tenemos ¿no? Ten cuidadito conmigo, García - dijo remarcando el "García".
- No, no me llames así - dije riéndome.
- Pues no me digas abuelito.
- Vaaaale, ya veremos - miré el reloj - ¡son las 12h!
- Ups, es verdad - rió - te estaba despertando por eso.
- Tonto eres - reí - Por tu culpa el buffet ha cerrado y no he desayunado.
- No pasa nada - sonrió - ya que estamos en Nueva York podemos hacer lo mismo que hacen ellos, ¡comer hamburguesas y perritos calientes a cualquier hora del día!
- ¿A qué esperamos? - me asomé por la ventana para ver qué podría ponerme y descubrí que estaba nevando así que me puse los vaqueros pitillos con una blusa blanca y  por encima me puse un jersey de cuello de pico de color azul cielo, me puse unas botas marrones que llegaban un poco más arriba del tobillo y me dejé el pelo suelto. Louis se puso sus vaqueros con una camiseta celeste y por encima un jersey azul marino con rayas finas horizontales de varios colores, se puso unos botines y se peinó como siempre. Cogimos los móviles, los monederos, la cámara, la llave de la habitación y salimos. Fuera hacía un frío que pelaba, era horrible pero lo peor era el dolor que sentía en las manos y en la nariz así que entramos en una tienda para comprarnos unos guantes, elegimos unos de rayas de colores, eran súper infantiles pero nos molaban mucho, nos los pusimos y seguimos paseando con las manos entrelazadas. Bajamos por la 5ª Avenida hasta llegar a West 57th Street, allí nos compramos unos perritos calientes en uno de estos puestos ambulantes y seguimos paseando por la 6ª Avenida. Allí, justo en la intersección con West 48th Street, se encontraba el Rockefeller Centre, nos sorprendió habérnoslo encontrado así, sin quererlo y aprovechamos para hacernos varias fotos. Seguimos bajando por la 6ª Avenida, o Avenida de las Américas, hasta llegar a West 46th Street, allí giramos a la derecha y llegamos a Duffy Square, subimos esa especie de gradas y nos sentamos a admirar la preciosa vista que teníamos de Times Square.
- Es alucinante - dije en un suspiro - mucho mejor de lo que me había imaginado - cogí la blackberry - Ponte allí - le señalé el punto más alto de las gradas, Louis fue hacia allí y le hice una foto, me conecté a Twitter y la subí con el tweet "Las mejores vistas de Times Square xx."
- Ahora ponte tú - fui hacia el mismo sitio y sonreí hasta que Louis me hizo la foto - ¿nos hacemos una los dos?
- Sí, por favor.
- Perdona - Louis paró a una chica, una adolescente teñida de rubio bastante guapa - ¿nos puedes hacer una foto?
- ¡Dios mío! - gritó - ¡Tú eres Louis Tomlinson! - gritó señalándolo, él asintió - ¡Y tú Alejandra García, su novia! - añadió señalándome.- Oh Dios, ¿qué hacéis aquí?
- Estamos de vacaciones de Navidad - contestó Louis.
- Dios Dios Dios - dio varios saltos - ¿Qué os parece Nueva York?
- Yo ya había venido antes pero ella no.
- Creo que es fantástica, es mágica - dije.
- ¡Oh Dios! - gritó - ¡Nunca había escuchado tu voz! ¡Es preciosa! ¡Como tú! ¡Eres preciosa! - me reí - ¡Te he hecho reír! ¡Tu risa también es preciosa!
- ¿Quieres una foto? - preguntó Louis.
- ¡Me va a dar algo! - me reí - Toma - la chica me dio su móvil y le hice la foto.
- Ya está - sonreí.
- ¿Tienes algo para que te firme? - preguntó Louis, estaba claro que le gustaba mucho encontrarse fans pro todos lados.
- Sí sí sí sí - sacó un rotulador de su bolso y le dio su móvil, un iPhone blanco - fírmame la parte de atrás, por favor.
- ¡Muchas gracias! ¡Os quiero!
- ¿Te importa hacernos una foto a nosotros? - preguntó Louis dándole mi cámara.
- Claro, se me olvidaba - rió, la cogió y nos hizo la foto.
- ¿Puedes hacer otra con mi móvil? - preguntó Louis dándole su blackberry.
- ¡Oh, Dios! - gritó al cogerla - ¡Estoy cogiendo el móvil de Louis Tomlinson! - dio varios saltitos y nos hizo la foto - ya está, salís perfectos.
- Muchas gracias - dije.
- ¡A vosotros! - gritó.
- Bueno, tenemos que irnos - dijo Louis.
- ¡Adiós! ¡Os quiero mucho! ¡No os olvidéis de mí! ¡Os quiero! - gritó mientras nos alejábamos. Bajábamos por Broadway cuando decidimos entrar a un McDonald's a descansar y comer algo. Yo había hecho fotos de cada cartel que había visto en Broadway, de cada cosa peculiar que hubiera visto, tenía 20 fotos de 20 taxis diferentes.
- Vaya puntería que tienes eligiendo a gente para que nos haga las fotos - reímos.
- Sí pero era un encanto, me morí de risa cuando gritó que tu voz era preciosa y que nunca te había oído hablar - dijo mientras reía.
- Es que nunca que hablado en público - comí una patata - ¿Y cuando gritó lo de "¡Te he hecho  reír! ¡Tu risa también es preciosa!"? - reímos.
- ¿Y su reacción al ver mi autógrafo?
- ¿Qué le pusiste?
- Con amor para Lisa xx. - reímos.
- Al ver su reacción me imaginaba cualquier cosa menos eso - reí - pero la foto que nos ha hecho es bastante buena.
- La del móvil también - sonrió - Se la he pasado a Liam y la he subido a Twitter diciendo "Disfrutando en Nueva York."
Seguimos hablando hasta que nos terminamos la comida y hasta que sentimos que habíamos descansado del todo. Seguimos bajando por Broadway hasta reincorporarnos de nuevo en la 6ª Avenida y paseamos por ella hasta llegar a West 33rd Street, caminamos todo recto y por fin llegamos al Madison Square Garden. Era enorme, cantar ahí habría sido muy emocionante para los chicos. Hice muchas fotos y descansamos en un banco que había en esa misma calle. Estaba anocheciendo así que decidimos volver pero en vez de ir por West 33rd Street y la 5ª Avenida directamente, decidimos volver por Broadway y Times Square ya que pensé que de noche sería precioso. No me equivocaba, los carteles brillaban con mucha intensidad y había mucho más ambiente que cuando estuvimos allí horas antes, era mucho mejor que en las películas, los colores eran más vivos y las luces más brillantes. 
Cenamos en el buffet del hotel y nos subimos a la habitación para planificar qué haríamos al día siguiente.
- ¿Vamos a Brooklyn o a Queens? - preguntó Louis.
- Mañana iremos a otro sitio, tengo una sorpresa.
- ¿Cómo puedes dejarme así de intrigado y no sentirte mal?
- Porque he aprendido de ti - le saqué la lengua. Nos pusimos los pijamas, nos lavamos los dientes y la cara nos tumbamos en la cama y encendimos la tele - Anda, están poniendo Titanic.
- Déjala, que hace mucho tiempo que no la veo - solté el mando y me acurruqué junto a Louis. La película había empezado hacía un rato porque iba por la parte en la que Jack y Rose se escapaban y follaban en el coche, eso significaba que quedaba poco para mi parte favorita, cuando se chocaban contra el iceberg. El tiempo pasó muy rápido, ya iba por la parte en la que rosa está encima de la tabla, se da cuenta de que Jack está congelado, lo suelta y él se hunde lentamente. Miré a Louis y vi lágrimas en sus ojos.
- ¿Estás llorando? - Louis se secó las lágrimas.
- No... es una alergia.
- Ooh, ¡llorabas por la película!
- No, no lloraba - dijo como un niño pequeño que se había picado.
- ¡Qué mono! - dije ignorando su respuesta.
- ¡No lloraba!
- Ooh ¿el pequeño Lou necesita pañuelos?
- Para.
- ¿O quizás un abrazo de su mami?
- Vale, ya está ¡estás muerta!
- ¿Qué? - Louis empezó a hacerme cosquillas.
- ¡No! ¡Louis para! - grité. Me movía tanto por culpa de las cosquillas que nos caímos al suelo pero Louis siguió haciéndome cosquillas.
- ¡Para! - reí - ¡No puedo respirar! - intenté escapar pero no pude.
- No pararé hasta que me pidas perdón.
- ¿Perdón por qué? - paró pero me agarró los brazos para que no pudiera hacerle cosquillas a él.
- Por reírte de mí.
- Vale, lo siento - me soltó los brazos y se incorporó - ¡Siento que seas una nenaza! - empezó a hacerme cosquillas de nuevo pero más rápido y fuerte. - ¡Vale vale! ¡Lo siento! - reí - ¡Para! ¡No puedo respirar!
- ¿El qué sientes?
- Perdón por haberme reído de ti y haberte llamado nenaza - dije entre risas - ¡ahora para por favor! - Paró pero no se levantó de encima mío. - ... Louis ¿puedes levantarte? - me miraba fijamente a los ojos, parecía que estaba hipnotizado - ¿Lou?
- Te quiero.
- Yo también te quiero - se inclinó sobre mí, acercó su cara a la mía y nos besamos. Nos levantamos y nos acostamos, mañana nos esperaba un largo día. 
- ¿Sabes? - dije riendo - Echo de menos a Willy.
- Jodido hurón, si llego a saberlo no te lo compro.
- Calla, es el mejor regalo que me han echo nunca - reí - es que lo echo de menos.
- Ya, bueno, deja de pensar en el hurón y ven aquí - me acercó a él y me abrazó por detrás, al igual que cuando dormimos en la casa de mis tíos hacía ya más de un año.
- Buenas noches, Tommo.
- Buenas noches cariño.


-¡Despierta William! - grité saltando en la cama.
- No me llames William que me recuerda al hurón.
- Imbécil - reí - Anda, vamos a vestirnos que tenemos que estar en un sitio a las 12h y está bastante lejos. - se levantó y nos pusimos en marcha. Me puse mis pitillos rojos con una camiseta azul de mangas largas y una sudadera gris por encima, de zapatos elegí las mismas botas y volví a dejarme el pelo suelto. Le dije a Louis que debía vestirse cómodo pero abrigado así que optó por sus vaqueros, una sudadera de Harry y sus botines. Cogimos los guantes, los móviles, los monederos, la cámara, la llave de la habitación y el gorro de Louis. Desayunamos tranquilamente en el buffet y salimos a la calle, no estaba nevando pero el suelo seguía helado y todavía había nieve en las aceras. Bajamos por la 5ª Avenida hasta que llegamos a West 57th Street, allí entramos en la misma tienda donde compramos los guantes pero esta vez habíamos ido allí para comprarme un gorrito de lana. Elegí uno con el mismo estampado de los guantes, tenía dos trenzas en cada lado de las orejas y tenía una bola de lana en la punta. 
- ¡Eh! - dijo Louis - ¡no es justo! Tu gorro mola más que el mío.
- Anda, toma - me lo quité, se lo di y el hizo lo mismo con el suyo - ¿contento?
- Mucho - sonrió.
Seguimos paseando todo recto por esa misma calle hasta que llegamos al puerto, allí cogimos una pequeña lancha que nos daría un paseo hasta Liberty Island, la isla donde estaba la estatua de la libertad. El paseo duró una hora, tiempo en el que Louis y yo no hartamos de hacernos fotos y de jugar con el agua del río. Hacía un viento horrible pero nos daba igual porque llevábamos los gorros. La lancha nos dejó en el puerto de Liberty Island, allí nos hicimos muchas fotos con la Estatua de la Libertad de fondo y después nos acercamos a ese precioso monumento.
- ¿Quieres subir? - me preguntó Louis.
- Hay mucha cola...
- No pasa nada - sonrió - uno de tus deseos era que te besaran en lo alto de la Estatua de la Liberta ¿no? - asentí sorprendida de que todavía se acordara de eso - ¿Te vas a cagar ahora que estás aquí?
- Vamos - corrimos hacia la cola y esperamos a que llegara el momento de subir, no tardó mucho en llegar. Subir fue algo cansado e incluso me dieron ganas de volver pero no me rendí porque merecía la pena. Flipé al llegar arriba y asomarme por uno de los agujeros de la corona de la Estatua de la Libertad, las vistas eran impresionantes, estaba segura de que no había ciudades más bonitas que Londres y Nueva York.
- Bueno ¿qué? - Louis me abrazó pro detrás - ¿cumplimos tu último deseo?
- Sí - sonreí, sonrió y nos acercamos lentamente hasta que nuestros labios se chocaron y se unieron en un gran beso, un beso lento y lleno de amor en el que nuestras lenguas jugaban sin cansarse. Al separarnos nos miramos y sonreímos - gracias.
Bajamos rápidamente y nos montamos en la misma lancha que nos había llevado a la isla, esta vez el viaje duró menos tiempo porque no le pedimos que diera un paseo. Cuando llegamos al hotel, nos pusimos los pijamas y nos tumbamos en la cama.
- ¿Hay fotos buenas? - pregunté.
- Todas son perfectas - sonrió y me enseñó una en la que salíamos muy guapos, estábamos en lo alto de la estatua y se veía todo Nueva York por detrás - ésta para Niall y ésta - me enseñó una en la que salíamos poniendo caras raras con la estatua de fondo - se la voy a twittear a mi madre. - Dicho esto cogió su móvil, se conectó y twitteó "@jaytommo te echamos de menos xx." - Me apetece quedarme el resto de la tarde en el hotel ¿tenías algo planeado para ahora?
- No, tranquilo - sonreí - podemos quedarnos aquí lo que queda de día.


Al día siguiente fuimos a Brooklyn, al siguiente a Queens y al otro a Nueva Jersey. Esos días estuvimos más relajados, salíamos a correr o a jugar al fútbol a Central Park por las mañanas y luego hacíamos turismo por la tarde. Me gustó mucho el zoo de Central Park bueno, me gustó todo Central Park, era como Hyde Park pero más verde y con más animales.


Llegó en 31 de diciembre, volvíamos a Londres al día siguiente y me quedaría allí con Louis hasta que empezaran las clases de nuevo, o sea hasta el 9 de enero. Nos despertamos muy tarde, demasiado tarde, tanto que era la hora del almuerzo. Llamamos a nuestros familiares y amigos para desearles un feliz año nuevo y el resto de la tarde no hicimos nada. 
- Louis vístete - dije a las 22h - vámonos a cenar por ahí para celebrar el Año Nuevo.
-¡Vaaaale! - se levantó de la cama y se puso unos chinos beiges con una blusa burdeos y unos tirantes del mismo color que los pantalones, yo opté por un vestido negro de fiesta que combiné con una rebeca blanca. Nos pusimos los gorros y los guantes aunque no pegaran nada y estropearan nuestro look y nos fuimos a la calle. Mientras bajábamos todo recto por la 5ª Avenida veíamos un montón de gente, sobretodo de nuestra edad, borrachos yendo de un lado para otro y nos fijamos en que había muchísimo atasco. Entramos en Morton's The Steakhouse y cenamos tranquilamente, tan tranquilamente que eran las 23:30h y no me iba a dar tiempo de llevar a Louis a donde tenía planeado. Le dije a Louis que pagara, que iban a dar las campanadas y me hizo caso. Salimos del asador rápidamente y corrimos lo que quedaba de trayecto, finalmente, a las 23:45h, llegamos.
- ¿Qué hacemos en el Empire State Building?
- Hoy lo abren especialmente para ver los fuegos artificiales que lanzan después de sonar las campanadas y como vi que tenías tanto empeño en subir pues decidí traerte hoy.
- No me lo puedo creer, eres la mejor - me abrazó.
- Sí pero como no subamos ya, van a cerrarlo - dije - solo dejan pasar a 10 personas - entramos corriendo y subimos al ascensor, que tardó mil años en dejarnos en la azotea del rascacielos. Miré mi reloj, justo a tiempo.
- 12, 11, 10, 9 - gritaba la gente que estaba con nosotros - 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1.
- Te amo - dijo Louis en susurro mientras todo el mundo gritaba "¡Feliz Año Nuevo!".
- Yo también, Louis - sonreímos y estallaron los primeros fuegos artificiales, nos miramos y sonreímos de nuevo - Feliz Año Nuevo.
- Y que pasemos muchos más juntos - sonreímos y nos acercamos lentamente, nuestros labios chocaron en un dulce roce y nuestras lenguas bailaban mientras se escuchaba el ruido de los fuegos artificiales al explotar - Ya está, el único deseo que te faltaba.
- Se me había olvidado - sonrió y nos volvimos a besar. Nos quedamos admirando los fuegos artificiales hasta las 00:15h, hora en la que nos hicieron bajar. Cogimos un taxi para volver al hotel, no nos importaba que hubiera atasco, teníamos todo el tiempo del mundo para volver. Entonces sonó el móvil de Louis, miró el nombre en la pantalla y sonrió, me lo enseñó y sonreí, lo descolgó y lo puso en altavoz.
- ¡Feliz Año Nuevo! - gritó Louis.
- ¡Igualmente, tío! - carraspeó - ¿estás con Alejandra?
- Sí - dije - tenemos el altavoz puesto.
- Bien porque tenemos una noticia que daros - dijo una voz femenina - ¿Listos?
- Sí - dijimos Louis y yo a la vez.
- ¡Nos casamos! - gritaron al unísono las dos personas que estaban al otro lado del teléfono.

1 comentario:

  1. Owww que lindo capitulo, me encantó y ahora me dejas con la duda de quienes son los que se casan, siguela pronto porfavor .... Cuidate :D sigueme en twitter, soy @FernandaTommo:3

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